Algunos creen que para hacer una buena fotografía basta con tener una buena cámara y un buen lente. Eso puede ocurrir en algunos casos, pero, muchas veces, la iluminación es primordial, y descuidarla, puede atentar contra lo que queremos transmitir.     

La luz le da un significado y un contexto a la fotografía. En algunas ocasiones se puede paliar su carencia con un flash integrado pero no siempre será la mejor opción. El flash integrado produce, por ejemplo, el efecto de los ojos rojos, crea una luz dura, y no tiene la potencia suficiente para permitir “crear con libertad” en el arte de la fotografía. 

Si lo tuyo es la fotografía de interiores, más complejo se vuelve el tema. En ese caso es probable que no tengas la suficiente luz, y es ahí cuando los flash externos, generan ventaja en el trabajo fotográfico. 

En el mercado hay una gran variedad de flash externos y encontrar cuál es el que necesitas, pasa por saber cuál es el uso que vas a darle. Si lo quieres es solo agregar un poco de luz para iluminar pequeñas zonas de sombras entonces con un flash de potencia mínima o mediana es suficiente. Por el contrario, si lo que necesitas es dar luz a un grupo de personas, entonces necesitarás un flash de alta potencia. 

Te compartimos una serie de razones por las cuales deberías adquirir un flash externo, si lo que te interesa es mejorar la calidad de tus fotografías. 

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1. Ayuda a evitar reflejos que afectan tu fotografía: suele ocurrir que cuando tomamos una foto hay destellos de luz que se ven reflejados. Un flash externo en un ángulo de iluminación diferente al de tu cámara, permite solucionar este problema. 

2. Permite eliminar el efecto de los ojos rojos: los ojos rojos suelen aparecer en las cámaras compactas en la que el flash está cerca del objetivo. Cuando hay poca luz ambiente, las pupilas están dilatadas para recibir más luz. Cuando se toma la foto, la luz se refleja en el fondo del ojo, provocando el efecto que todos conocemos. Si se cuenta con un flash externo, este problema es simple de solucionar. Basta con colocar el flash hacia un lado y evitar colocarlo directo a la cara de tu modelo. 

3. Contribuye a darle volumen a tu fotografía: cuando se ocupa el flash integrado se suelen rellenar sombras, pero la foto se puede ver plana, sin volumen. Un flash externo te permite colocar el foco de luz en diferentes ángulos y de esta forma puedes dar más volumen a tu fotografía. 

4. Hace más fácil congelar el movimiento: si quieres captar un instante preciso, por ejemplo, una persona saltando, la mejor manera es utilizando un flash externo. Este flash se puede sincronizar fácilmente con la cámara y ayuda provocar este efecto de congelamiento independiente de la velocidad de obturación que utilicemos. 

5. Es de gran ayuda en la macrofotografía: en una fotografía macro, es decir, cuando el sujeto resulta más grande en la foto que en su tamaño real, se suele contar con poca luz. Esto debido a que se suele cerrar el diafragma para tener una buena profundidad de campo. Por este motivo un flash externo, en estos casos, puede ayudar a iluminar de mejor forma la fotografía.    

6. Desaparece el ruido digital y las fotos granuladas: el ruido digital se compone de pixeles que no tienen la luminosidad que se necesita. Suele aparecer cuando subimos mucho el ISO, porque el sujeto está mal iluminado y es aquí cuando un flash externo, permite bajar el ISO y evitar el ruido. Con el flash externo se puede cambiar el ángulo con respecto a la cámara, para generar una luz ambiental que elimine el ruido y de esta forma tengamos fotos más nítidas. 

7. Permite experimentar y fomentar la creatividad: ya hemos dicho que la fotografía es básicamente luz, y un flash externo puede conseguir efectos que pueden cambiar por completo una fotografía. Con el flash externo puedes regular la potencia de la luz, hacerla rebotar en las paredes, en el cielo, puedes colocar la luz atrás del sujeto para hacer que se separe del fondo, puedes colocar un difusor para suavizar la luz, puedes colocar filtros de colores, puedes experimentar con el modo estroboscópico que algunos flash externos tienen, entre otros juegos de iluminación. 

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