Este último año, hemos visto cientos de imágenes del estallido social, pero poco hemos conocido de la realidad de las regiones.

El fotógrafo chileno, Glenn Arcos, estuvo desde el primer día fotografiando todo lo que sucedió en Antofagasta. Pese a sufrir un esguince las primeras horas de las protestas, siguió registrando todo lo que estaba ocurriendo, y mostró desde su lente, la realidad actual de la capital minera del mundo, que refleja la angustia y la sensación de injusticia imperante.

Se involucró con el movimiento, conoció de cerca a los manifestantes y a la policía, y desde el blanco y negro, fue realizando un trabajo visual que muestra el estallido desde otros ojos, a pasos del desierto de Atacama y a pasos también del mar.

«Los fotógrafos sociales somos observadores de derechos humanos… y esto es un compromiso con las personas. Los fotógrafos somos un refugio de la memoria… todo está registrado y tiene esa significación para mí. Tiene que ver con convicciones… la fotografía es un instrumento de cambio y de ayuda».

Glenn Arcos es académico de la UCN, corresponsal de El Mercurio e integrante de la compañía La Huella Teatro. Este año además lanzó el libro «Odin Teatret en el Desierto de Atacama» , trabajo que recopila imágenes del recorrido que hizo la compañía danesa Odin Teatret por San Pedro de Atacama, Valle de la Luna y la Cordillera de la Sal.