Las dos almas de Robert Capa

La historia de Robert Capa da para una película de intrigas o una serie de televisión. En estricto rigor, nunca existió, ya que era un seudónimo que respondía a dos personas: un hombre y una mujer; y como suele pasar en estos casos fue el hombre el que se llevó todos los créditos.

Todo empezó en la cabeza de la alemana Gerda Taro y el húngaro Endre Friedmann, dos fotógrafos de los años treinta. Ambos eran judíos y tuvieron que refugiarse en París para escapar de los nazis. Había que esconderse, ser creativo, reinventarse para poder sobrevivir, y fue así como decidieron trabajar bajo un seudónimo que los alejara de los prejuicios que existían en Francia con los extranjeros y judíos. 

La inspiración del nombre, vino del cine. Robert, por el actor Robert Taylor. Capa, por Frank Capra, uno de los documentalistas más importantes de guerra. Y así empezó todo: solo había que organizarse para hacer del recién nacido Robert Capa, un artista de renombre.  

Se distribuyeron los roles. Endre trabajaría en el laboratorio de un supuesto millonario estadounidense, que sería Robert Capa. Gerda se encargaría de vender las fotografías. Y todo se transformó en un plan publicitario. Nadie podía acceder al nuevo artista.  Si alguien quería entrevistarlo, Gerda se excusaba, “está ocupado, está fuera del país”. El truco comenzó a funcionar; los dos judíos lograron reinventarse en pleno apogeo de los nazis y el fascismo. 

La alianza duraría varios años. Juntos harían fotografías de guerra, pero gran parte de los conflictos serían fotografiados solo por Endre, ya que Gerda, moriría antes. En julio de 1937, Gerda estaba fotografiando la Guerra Civil Española cuando sufrió un accidente. Un tanque pasó por arriba de ella, causándole la muerte. 

La primera alma de Robert Capa llegaba a su fin.

Endre seguiría fotografiando acontecimientos bélicos y moriría en la guerra de Indochina a los 40 años. Habían muerto los dos Robert Capa, y a partir de entonces comenzarían las preguntas acerca de qué fotografía tomó Endre y qué fotografía tomó Gerda. Un misterio que haría de Robert Capa uno de los artistas más curiosos de mediados del siglo XX.

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