Si hay una fotógrafa que tiene vinculación con la literatura Latinoamericana, esa es la argentina Sara Facio, que entre los años 60 y 70, retrató a diversos escritores que más tarde darían origen al Boom.

Mientras la teoría literaria defendía la desaparición del autor, Sara Facio lo dotó de identidad y pertenencia que no era común en esos tiempos. 

Todo quedaría plasmado en Retratos y Autorretratos, escritores de Latinoamérica (1973), en el que los autores además de ser los modelos (los retratos), dotarían de texto sus propias imágenes (autorretratos), generando un juego entre literatura y fotografía.

Las fotografías fueron tomadas por Sara Facio y su compañera Alicia D´Amico en diferentes escenarios, dándole al trabajo un sentido estético diverso. Algunas de estas fueron tomadas en la intimidad del hogar de los autores, otras en los parques. Otras fueron tomadas en París como es el caso de las fotografías a Julio Cortazar y otras en el litoral central de Chile, como ocurrió con Pablo Neruda.  

Con respecto a la forma, también había muchas diferencias. La mayoría de las fotografías fueron tomadas con tiempo, pero hubo varias espontáneas, tomadas al vuelo, sin preocuparse de los detalles. Había fotografías donde solo se encuadraba el rostro en primer plano y otras eran a cuerpo completo. Había otras, como las de Silvina Ocampo, que prácticamente solo se veía una mano cubriendo el lente, y otras donde, Nicanor Parra, le daba la espalda a la cámara y fijaba su atención en el horizonte. 

Además de esta obra dedicada a los escritores y poetas Latinoamericanos, Sara Facio destacó también por retratar el peronismo, lo que demuestra también su interés por la política y sociedad de la época.