Heinrich Hoffmann, el fotógrafo del mal
Heinrich Hoffmann fue un fotógrafo alemán elegido por Hitler para realizar una serie de imágenes para enaltecer su figura, tanto en su país como en el resto del mundo.
En las fotografías se puede ver al genocida completamente sobreactuado, más parecido a un actor, que a un líder político.
Las imágenes eran parte de un ensayo de retórica. Hitler pensaba cada uno de sus movimientos. Creía que proyectar fuerza y energía era clave para dominar al pueblo, pero claramente las fotografías no cumplían el rol que buscaba y por eso las mandó a eliminar, pero el fotógrafo las conservó, y después de varias décadas, han sido divulgadas.
Hoffmann inició su amistad con Hitler en 1923, y lo acompañaba en casi todas las presentaciones que hacía el dictador. Con el tiempo se estableció una estrecha relación entre ellos, gracias al interés de ambos por la fotografía y la propaganda.
Pero estas imágenes, en particular, siempre avergonzaron a Hitler y su amigo decidió traicionarlo y conservar las copias que nos muestran parte de su personalidad; un político decidido a conquistarlo todo a partir del arte de la propaganda, y que, afortunadamente, no le sirvieron para ganar una guerra que mató a 17 millones de personas, solo contando las víctimas del holocausto.