Kevin Carter, el fotógrafo que ganó el Pulitzer y luego se suicidó
Pocos meses después de recibir el Pulitzer, Kevin Carter se suicidó. Se dirigió hacia un río cercano, en Johannesburgo, cerca de su casa de infancia y se ahogó con dióxido carbono al interior de su coche. Tenía solo 33 años.
Las razones para hacerlo fueron varias, y no fue solo por las repercusiones del Pulitzer como algunos creen. Junto con Greg Marinovich, Ken Oosterbroek, João Silva, los llamados Bang Bang Club, había estado cubriendo los eventos previos al fin del Apartheid y todo eso había sido espeluznante.
Fotografió la violencia, y la amargura penetró en las entrañas. Registró como colocaban neumáticos en el cuello a los negros y luego prendían fuego al neumático para quemarlos vivos; vio como los soldados impedían cualquier tipo de ayuda a los torturados, acuchillados, vio como sonreían cuando abusaban de las mujeres, de los niños, y toda esa experiencia había dejado secuelas en su comportamiento, en su carácter.
Luego vino el asesinato de su mejor amigo de Bang Bang Club, Ken Oosterbroek (1994). Kevin Carter quedó devastado. Ese día, había estado concediendo una entrevista por el premio Pulitzer recién ganado, y no había estado con su amigo. «Debí haber muerto yo», dijo en esa oportunidad.
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*La muerte de Ken Oosterbroek, el mejor amigo de Kevin Carter.
El Pulitzer
El Pulitzer también fue un problema para Kevin Carter. La fotografía ganadora, la tomó en el contexto de un viaje que realizó a Sudán en 1993 con Joao Silva y la ONU, por motivo de una hambruna que afectaba a la nación. Aterrizaron en el sur del país, y el personal de las Naciones Unidas les comentó que solo estarían unos 30 minutos distribuyendo alimentos y, por mientras, ellos eran libres de tomar fotografías a la gente. Los fotógrafos se acercaron a los niños que paseaban cerca del avión, y fue en ese momento, cuando Carter vio a un pequeño, a un buitre, y tomó la fotografía que pasaría a la historia.
*Fotografía ganadora de Pulitzer. El niño, Kong Nyong, siendo asediado por un buitre.
Carter luego de que la foto ganadora se diera a conocer, fue insultado, humillado. Fue tratado de asesino, de haber abandonado al pequeño (que en un comienzo se creía que era una niña). Lo acusaron de ser «el verdadero buitre», y después vino la muerte de Ken.
Muchos creen que Carter se suicidó por las repercusiones que tuvo la fotografía ganadora en su vida personal, pero sus amigos y familiares dicen que no fue tan así. Fueron varias situaciones que se juntaron y que terminaron por desequilibrarlo por completo. Comenzaron a desencadenarse una serie de hechos dramáticos que afectarían su salud mental. Chocó su automóvil y estuvo preso. Su adicción a las drogas estaba descontrolada. Su novia rompió con él. Y finalmente ocurrió un hecho circunstancial que según cuenta su amigo Reedwaan Vally, sería la gota que rebalsó el vaso. Por esos días, tuvo que viajar a Mozambique para tomar fotos para la revista Time, y cuando volvió a Johannesburgo se dio cuenta de que se le habían quedado las películas en el avión.
Carter se desesperó. No sabía qué hacer, le mintió a su cliente para ganar tiempo, y en un momento de profunda ansiedad, le dijo a Vally que todo se había acabado, que no podía seguir viviendo. Dos días después estaba muerto.
"Realmente lo siento —dijo en su carta de despedida—. El dolor de la vida anula la alegría hasta el punto en que esta no existe. Deprimido, sin teléfono, sin dinero para la renta, para la manutención de mi hijo, para las deudas. Dinero. Estoy atormentado por los vívidos recuerdos de los asesinatos, cadáveres, enojo e ira. De los niños hambrientos o heridos. De los locos que sonríen cuando disparan, la policía, los verdugos. Me voy para reunirme con Ken si tengo suerte".
A continuación algunos de los trabajos de Kevin Carter: