La historia oculta de Kane y de Mank

La manera como se gestan las películas, es tan interesante como las películas en sí, por las lecturas paralelas, los símbolos que se pueden leer. En Apertura hablamos de Ciudadano Kane (1941) y de Mank (2020), en el contexto de las diez nominaciones de la película de David Fincher a los premios Oscar 2021. 

La historia de Kane

Ciudadano Kane fue estrenada en mayo de 1941, después de ciertas dificultades para su exhibición. Como se sabe, la obra hace alusión al magnate de los medios de comunicación, William Randolph Hearst, y este, hizo lo posible para impedir que la película se presentara, pero por supuesto, fracasó en su intento. 

La obra dirigida por Orson Welles, tuvo buena recepción, pero no las repercusiones que debía tener. La película fue olvidada, metida al congelador. Con el tiempo fue creciendo el interés; fue reestrenada en 1956 y la historia empezó a cambiar. Los críticos comenzaron a entenderla. Surgieron estudios, libros, documentales, artículos acerca de la importancia de la obra y con ellos aparecieron preguntas y debates que se mantienen hasta la actualidad, como por ejemplo: quién es el verdadero autor de Ciudadano Kane.

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Una de las que escribió sobre esto fue la crítica de cine Pauline Kael. En su artículo llamado Raising Kane (1971), acusa a Welles de querer apropiarse por completo de la película y defiende la idea de que el autor del guion es Herman Mankievicz y no Orson Welles.  Para Peter Bogdanovic, por ejemplo, la historia es al revés. En su artículo llamado The Kane Mutiny, desmiente todo lo dicho por Kael, y reafirma que Welles es el verdadero autor. Una idea similar es la que tiene Robert Carringer: 

“En los archivos de RKO se ha guardado un registro completo de los guiones de Citizen Kane, el cual proporciona información casi diaria del proceso de escritura [...] Las pruebas completas revelan que la contribución de Welles al guion fue no solo sustancial, sino también decisiva”.

La historia de Mank 

Esa era la historia que obsesionaba a Jack Fincher, padre del cineasta David Fincher, quien cuando se jubiló de la revista Life, empezó a ocupar su tiempo libre para escribir el guion.

La película de los Fincher pareciera tener una postura clara: el que escribió la trama fue Mank. Eso es, al menos, lo que se desprende al ver el film. Gran parte de la narración se centra en los 60 días que Mank está encerrado en un rancho de California, y Orson Welles solo interviene en dos o tres escenas. Pide al escritor que trabaje más rápido, junto con RKO le restringe el acceso al alcohol, y casi al final de la película, cuando ya el guion está finalizado, se discute acerca de la autoría de la obra. Mank quiere su crédito como guionista, pero Welles no quiere dárselo. En el contrato con RKO estaba explícito que el escritor abandonaba su derecho a ser catalogado como guionista; pero Mank se rehusa a abandonar su mejor trabajo. 

En las escenas finales de la película, se ve una imagen de Herman con el Oscar a mejor guion en sus manos. Si bien el acuerdo fue un guion compartido, había un ganador claro; y ese fue Mank, que luchó por defender su trabajo hasta las últimas consecuencias.

Desconocemos si la historia ocurrió así o no. Como ya se dijo, hay posturas disímiles. Pero lo cierto es que esa, era la historia que quería contar el periodista Jack Fincher y la que le mostró a su hijo David Fincher a comienzos de la década de los 90. 

Jack terminó la primera versión de la película y la discutieron. David Fincher estaba entusiasmado y se pusieron a trabajar.  Padre e hijo parecía que estaban haciendo lo que Orson y Herman, nunca pudieron hacer: trabajar juntos. Pero la historia tampoco tuvo el final ideal. Escribir a dos manos es complejo. Surgen roces, dificultades en los puntos de vista, y David Fincher abandona el proyecto por un tiempo y se va a trabajar en una de sus películas más conocidas, Los siete pecados capitales (1995). 

Por esos años, David Fincher se transforma en un director famoso. Comienza una larga carrera de éxitos. Dirige The Game (1997), El club de la pelea (1999), La Habitación del pánico (2002), mientras su padre corrige el guion de su película. Es un hombre jubilado, con mucho tiempo libre, y escribe la historia una y otra vez. 

De todas formas David Fincher siguió involucrado en el proyecto. “Por allá por 1997, 1998, intentamos financiarla pero nadie nos quiso producir”. 

Luego vino la enfermedad de Jack. El 2001 le diagnostican cáncer y las prioridades cambiaron. Jack muere en 2003, y el guion queda guardado en el closet. La historia parece acabarse ahí. 

Afortunadamente, con el tiempo, han aparecido otras formas de hacer películas que van más allá de la gran industria, lo que, por supuesto, no existía en la época de Orson Welles y Herman Mankievicz. David Fincher quería que la película fuera en blanco y negro, y nadie quería financiar ese capricho.

«Sigue el mismo problema de la industria que heredamos de Louis Meyer», explica David Fincher.

Pero gracias al streaming, esos obstáculos empezarían a superarse.  Un tiempo después, David Fincher estaba trabajando en Mindhunter y tuvo la oportunidad de discutir con los productores de Netflix acerca de futuros proyectos que le gustaría realizar. Y fue ahí cuando  se acordó del viejo borrador de su padre y de la historia de los guionistas de Kane. 

A Netflix le interesó la idea y se pusieron a trabajar. El guion pasaría por terceras manos, pero seguía siendo la idea de su padre; la del periodista jubilado que soñaba con hacer una película. 

El guionista de esta película es Jack Fincher, dicen los créditos. El guion tuvo el final que debía tener. 

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